sábado, 14 de marzo de 2015

Crítica: EN VITRINA

Todo se compra, todo se vende  

Con tres años de actividad, el Teatro de Lucía se ha convertido en una sólida alternativa para ver buen teatro. Su última puesta en escena se tituló En vitrina, escrita por Claudia Sacha con la dirección de Carlos Mesta. La trama: tres actores de escuelas y pasados dispares se reúnen en el casting para una película de un reconocido director extranjero. Si bien en un primer momento, la relación entre los intérpretes es hasta cierto punto cordial, el posterior afán por ganarse a toda costa la confianza del salvaje director, hace peligrar el delicado equilibrio conseguido y los arrastra a una guerra sin cuartel, tanto física como psicológica. Toda una alegoría acerca de la sobreexposición de la vida privada en los medios de prensa y del dispar destino que les depara a los actores que toman determinadas decisiones, es lo que nos ofrecen Sacha y Mesta con En vitrina.

Lorena (Cécica Bernasconi) viene de ser la protagonista de un escándalo familiar de proporciones que repercutió en los medios; Marcela (Úrsula Mármol) es la estrella del momento, gracias a una popular serie televisiva que estelariza; y Santiago (Nicolás Fantinato) es un actor frustrado que sobrevive como profesor universitario, hasta que alguien se dé cuenta de su talento y lo tome en serio para proyectos de mayor envergadura. Por un lado, estos tres reconocibles arquetipos representan de alguna manera, el abanico de actores que pueblan el medio, lo cual le genera un interés extra al drama, especialmente cuando cada uno justifica (y a la vez reniega) de su propia condición. Pero el interés central de la comedia negra de Sacha radica en los extremos que puede llegar el ser humano para lograr sus objetivos. En ese sentido, en estos tiempos en donde todo se compra y todo se vende, en donde la moral y la ética son dejados de lado por un puñado de billetes, En vitrina acierta en su contundente crítica.

Una vez que los tres personajes son sometidos a las más ridículas y absurdas indicaciones de la voz del cineasta (que se mantiene en off en todo momento) llega la revelación: solo uno será seleccionado para la película. Entonces empieza una feroz guerra física y psicológica, en la que los tres personajes-actores están dispuestos a todo con tal de conseguir su cometido. Los consumados y experimentados Bernasconi y Fantinato lo dejan todo en el escenario, así como también la recuperada Mármol, quien transita peligrosamente en el borde la sobreactuación. Mesta dirige con brío la obra y no da tregua al espectador. En vitrina de Claudia Sacha, primera producción 100% nacional de Teatro de Lucía, es una puesta en escena que divierte y hace reflexionar, por partes iguales.

Sergio Velarde
14 de marzo de 2015

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