lunes, 12 de octubre de 2015

Crítica: BALSEANDO

Un simpático y romántico naufragio   

De Sergio Arrau (Santiago de Chile, 1928) hemos visto obras de diverso calibre a lo largo de los años, aunque no necesariamente con la frecuencia que merecería el autor. Divertidas comedias, como El Marqués de Mangomarca (2012) y La muerte del Ateneo Inmortal (2009) o antologías de clásicos de la dramaturgia universal, como Antón Perulero habla con Zetas (2015) llegaron a escena, sin contar los innumerables ejercicios teatrales que escribiera para sus alumnos de la ENSAD y del Club de Teatro de Lima. Uno de ellos, La multa (2014), tuvo un estreno estelar, a pesar de ser un texto de corta extensión, que su director Cristian Lévano llevó sin mayores sorpresas al escenario del Mocha Graña. Pues bien, homenajeando al maestro Arrau se estrenó otro texto de similar extensión en el Club de Teatro, llamado Balseando, pero que gracias a su director y actores sí se convirtió en un curioso y recomendable espectáculo.

Balseando llegó a participar en 1996 en el Primer Festival de Teatro Peruano Norteamericano organizado por el ICPNA, pero en una versión dilatada (llamada Balseando con Edelmira), escrita por el mismo Arrau y a cargo del colectivo Pandokheim. La historia original se mantiene para el presente montaje: la delicada Hortensia (Katherina Sánchez) y el despreocupado Juan (Feffo Neyra) son los únicos sobrevivientes de un espantoso naufragio, que los deja varados en una resistente balsa bien equipada con un pesado refrigerador, pero rodeados por feroces tiburones. Juntos deberán aprender a convivir y disfrutar de la mutua compañía, sin volverse locos en el intento; y el inevitable romance se va gestando, rodeado del universo real-maravilloso de Arrau.

El joven actor Gerardo Cárdenas, que dirigiera profesionalmente la comedia El escribidor imaginario en el 2008, consigue un eficiente y sencillo montaje que aprovecha el talento de sus intérpretes, ambos egresados del Club de Teatro, pero con experiencias escénicas diferentes. Mientras que Katherina Sánchez (ocupadísima este año, luego de ¿Hay que matar a la monja?) maneja con bastante sobriedad su personaje, logrando una pertinente evolución; Feffo Neyra evidencia su paso por la improvisación, actuando con mucha naturalidad y relajo. Ambos logran muchos momentos jocosos, servidos por las delirantes líneas de Arrau. Balseando es un pertinente y simpático homenaje a uno de nuestros más entrañables directores y dramaturgos, chileno de nacimiento y peruano de corazón.

Sergio Velarde
13 de octubre de 2015

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