sábado, 8 de julio de 2017

Crítica: LOS VERANOS SON CORTOS

Vale la pena luchar por lo quieres

Obra escrita por el dramaturgo peruano Eduardo Adrianzén, bajo la dirección de David Carrillo. Estuvo presente en el festival de artes escénicas "Más que ver”, el sábado 24 y domingo 25 de junio en el Teatro Auditorio Miraflores. Es un montaje realizado por actores egresados del taller de formación actoral Plan 9. Los temas que toca la obra son los conflictos universitarios, la diferencia de clases sociales, la lucha de poderes, el abuso de la autoridad y la sobrevaloración del teatro.

La obra inicia con la aparición de Leonor (Rocío Olivera), quien nos hace mención de los sueños que tenía cuando era niña y ahora, ya de grande, nos dice orgullosamente que es actriz, aunque a sus padres no les guste la idea y crean que es una profesión mediocre. Ella les demostrará lo contrario y por cosas del destino, recibirá la ayuda de su amigo (Abel Enríquez), quien le recomendará para que trabaje como profesora del taller de teatro de verano, en la misma universidad en la que él dicta. Al principio todo parece bonito, pero lo malo viene después: a unas semanas antes de presentar la obra final del curso en el gran Teatro Municipal, la profesora Leonor y sus alumnos serán cuestionados por las autoridades de la universidad por el contenido de la obra. A pesar de la decisión de la directora, estos jóvenes olvidarán sus diferencias y se unirán para levantar su voz de protesta. Ellos nos contarán sus propias anécdotas y las motivaciones que tienen para que esta obra se presente. Quiero mencionar a Sarela (Daniela Martínez), la señora de la limpieza, pues es uno de los personajes que quizás para muchos pasaba desapercibido, pero su papel es fundamental, ya que es la persona que está pendiente de todo lo que pasa y a pesar de que no la tomen en cuenta, es la que tiene las cosas más claras.

El mensaje que nos deja la obra es el de ser valiente para luchar por nuestros ideales y de no callarnos. “Los veranos son cortos” nos refleja el manejo educativo que tenemos, ya sea público o privado, de que te dirán la misma respuesta:de que  ellos tienen la razón y si lo hacen es por el bien de la institución, de tal modo que son puras falacias. Esto me hace acordar mi época de estudiante en el instituto: una compañera y yo recolectamos firmas para cambiar de docente, fue ahí que el profesor se enteró y nos corrió del aula. Entonces me fui a quejar a la dirección, pero la directora se puso de lado del profesor. Ahí fue donde me enteré que el profesor tenía “vara” y a pesar de mis reclamos, algunos profesores me chantajearon con jugar con mis notas si no paraba. Era vista como el “patito feo” de mi salón, solo recordar esa etapa y ahora, ya de grande, no me arrepiento de haber hecho lo que hice. Si permitimos este tipo de atropellos, lo seguirán haciendo; para mi suerte, mi voz sí fue escuchada y solucionaron mi problema. Lo que intento decir es que el miedo está en todas partes, pero la unión hace la fuerza, lo peor que podemos hacer en esta vida es quedarnos callados. Quiero agradecer a todo el elenco por un buen trabajo escénico, por la buena química en las actuaciones. Me encantó la obra y estaré ansiosa por volverlos a ver.

La obra contó con un impecable elenco: Abel Enríquez, Daniela Martínez, Daniela Palacios, Diana Cardozo, Hilda Tovar, Raúl Sánchez McMillan, Rocío Olvera, Rosanna Osorio y Roy Zevallos.

María Victoria Pilares
8 de julio de 2017

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