martes, 17 de abril de 2018

Crítica: EL NIÑO DE JUNTO AL CIELO


Un cielo de inocencia

“El niño de junto al cielo” es una obra del escritor peruano Enrique Congrains, bajo la dirección de Carmen Armas y la adaptación del grupo EnEscena Teatro. Las actuaciones están a cargo de Carlos Garazatúa (y además, director del grupo teatral) como el niño protagonista Esteban, así como de Elizabeth Sánchez, Leo Rodríguez y Mijahil Arana.

Las puertas del teatro se abren puntualmente a las cuatro de la tarde y piden a los asistentes formarse en fila para organizar mejor el ingreso. El público no es mucho por tratarse de un día feriado, pero se compone de familias enteras de padres e hijos. La espera se da en un ambiente musical muy alegre, compuesto de canciones criollas y un huayno, dando a entender que la obra giraría en torno a Lima y la migración.

La obra en general es sucinta, pero con gran contenido y la temática principal es la inocencia del niño Esteban, un migrante que vino desde su ciudad Tarma a vivir en la ciudad “del millón de cabezas”, al cerro del Agustino en Lima. Su madre, símbolo de amor y tenacidad frente a la adversidad, tratará de proteger a su hijo de las maldades de una urbe en donde la ternura e inocencia de un niño no son apreciadas, sino más bien aprovechas.

La escenografía es sencilla, no cuenta con muchos elementos, más que una silla y mesas de comer que simulan la vivienda de Esteban; por otro lado, el vestuario sí que es cuidado y es evidente el esmero del grupo de teatro en aproximarlo a los de una Lima de mediados de los años 50 o 60. Tanto Esteban como su madre, muchas veces, bajan desde el escenario y no pierden el sentido de la cuarta pared teatral. Las actuaciones son buenas y creíbles, sobre todo por las expresiones faciales de Esteban y el uso de un humor particular en algunas escenas. Existen varios juegos de palabras o una simulación de persecución que genera muchas risas entre todos los espectadores. Una actriz, a lo largo de la obra, es la voz de la conciencia de los personajes y guía al público sobre las diferentes situaciones y transformaciones emocionales por las que ellos atraviesan, especialmente madre e hijo.

Sin embargo, el final de la historia da un giro desgarrador para el público que queda en silencio: es la tragedia de Esteban, el niño cuya ternura es traicionada por la maldad de una amistad engañosa. La iluminación es modesta, pero necesaria y no exagerada. La despedida de los actores es sencillamente única, pues no solo se despiden, sino que lo hacen personalmente y agradecen a cada uno de los espectadores su asistencia a la función.

“El niño de junto al cielo” se está presentando en una muy breve temporada este mes de abril, los días 21 y 22 a las 4pm en la Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Centro Histórico de Lima). Es importante mostrar nuestro reconocimiento a Carlos Garazatúa, quien al final de la presentación muestra un agradecimiento a mi persona por parte de Oficio Crítico, por haber venido a apreciar su obra.

Enrique Pacheco
17 de abril de 2018

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